No permitas que un “mal día” frene tus metas y objetivos
Probablemente te hayas despertado con energía, con una lista de cosas por hacer, con un día medianamente programado y de pronto algún problema o mala noticia aparece, que te modifica los planes, que te genera un malestar, que te enoja, te frustra y hasta inclusive puede llegar a paralizarte.
Es muy común escuchar a otros e inclusive a vos mismo, diciendo: “tengo un mal día”, por un evento desafortunado que ha ocurrido. ¿Y en definitiva que está queriendo decir esto? Ante todo, que ha sucedido algo inesperado que en principio podría torcer los planes que uno tiene.
Hasta ahí estamos de acuerdo.
Pero fundamentalmente lo que esta frase y esta actitud está transmitiendo y prestemos total atención aquí, es que a partir de ese evento u obstáculo desafortunado hemos permitido que todo se empañara de este hecho y nos quedáramos estancados en esa sensación, en esa rabia, en esa impotencia ante lo que nos ha frustrado. Es decir, si bien no elegimos obviamente que nos haya sucedido algo malo, lo que sí elegimos, a partir de esto y muchas veces no registramos, es cómo pararnos ante aquel obstáculo o mala noticia que apareció.
Lógicamente en primera instancia aparecen todo tipo de emociones: estrés, enojo, desilusión, impotencia, entre otros ¡y bienvenidas sean las emociones! Pero no para que se que estanquen en el cuerpo que luego puede enfermarse (y ya hablare de esto más en detalle en otro artículo, más adelante) sino para que fluyan y puedan transformarse en otro tipo de energía. Una energía resiliente, esto equivale a la capacidad de sobreponernos a lo que nos sucede, fortalecidos, y con recursos óptimos para poder continuar.
¿Qué hacer entonces, para que un “mal día” no frene tus metas y objetivos?
Leé y tomá nota de lo que te sugeriré a continuación:
En primer lugar, reconocer y aceptar lo que ha sucedido. Y esto no quiere decir que tenga que ser desde la resignación ni desde el lamento o la victimización sino desde el registro de que no somos omnipotentes (aunque a veces queremos creer que si) y que no todo lo que nos sucede depende exclusivamente de nosotros. Lo que depende de nosotros es cómo elegimos transitarlo (no me cansare de repetirlo hasta el hartazgo en casi todos los artículos que escribo)
Y que si algo pasa, algún obstáculo inesperado se presenta, que puede generar que tu tranquilidad desaparezca, lo importante es ver si vas a permitir que la nueva emoción te frene, o si vas a decidir hacer algo para volver a conectarte con tu tranquilidad y bienestar. Y esto puede implicar desde el simple acto de respirar profundo o salir a caminar unos minutos para descargar el enojo, tomar un rico y reconfortante café o té o lo que se te ocurra que te produzca placer.
En segundo lugar, al haber reconocido la emoción como signo de que algo de lo que ha pasado no es lo que deseabas, lo importante es detectar que esto no “empañe” el resto de tu jornada. Y esto equivale a no tomar el obstáculo como excusa para postergar, patear para adelante o boicotear lo que tenias entre manos. Aquí es donde se pone en evidencia tu capacidad de flexibilidad, adaptabilidad y por sobre todas las cosas la resiliencia, como ese poder de sobreponerte a los eventos desafortunados y salir fortalecido.
Y en tercer y último lugar, directamente relacionado con el anterior, reposicionarte ante lo que ha pasado y volver a hacer foco en tus metas y objetivos, en las tareas que tenias por delante para hacer ese día, en organizar nuevamente lo que tenias planeado. Es decir, en volver a conectarte, claramente de otra forma, con lo que tenias planificado antes del obstáculo. Y por otra forma me refiero a emocionalmente de otra manera, en la cual ya no esté presente el enojo ni la frustración sino una energía transformada y capitalizada para poder continuar con lo que deseas hacer y lo que te hace bien.
Reconocer, aceptar, descargar, transformar y volver a conectarte con tu día, tu meta, tu objetivo, tu proyecto, desde un lugar proactivo y deseoso de avanzar sin lamentos ni quejas. Este sería el camino más “saludable” para el transitar de tus emociones y la materialización de lo que tenias proyectado hacer cuando un obstáculo inesperado se presenta.
Contame ahora qué opinas de este camino que te he sugerido: ¿Cuál suele ser tu reacción ante lo inesperado? ¿Lográs sobreponerte ante los eventos desafortunados? ¿De qué manera lo hacés? ¡Compartí con nosotros tu experiencia!
Hasta la semana próxima.
Un fuerte abrazo,
María Noel
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Sobre María Noel
Soy María Noel Lucano, empresaria, psicóloga, coach y consultora especializada en ayudar y orientar a personas que desean realizar cambios transformacionales en sus vidas. Me dedico a trabajar con quienes quieren construir y concretar exitosamente sus proyectos. Mi objetivo es asesorar y brindar herramientas y recursos prácticos a los individuos y equipos que eligen transitar el maravilloso camino que implica liderar sus propias vidas, logrando el éxito que desean.
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Hola María, has creado un gran artículo, el cual es de mucha utilidad, porque aprender a lidiar con las adversidades es indispensable para alcanzar metas y tener éxito en la vida, definitivamente no es posible controlarlo todo y por mucha planificación que exista siempre surigirán inconvenientes que afecten nuestro resultado, el uso de la inteligencia emocional es vital para ver las cosas con mucha tranquilidad y con una mente serena definir las estrategias que nos permitirán salir lo más rápido posible del problema, es válido sentirse frustrado o molesto en cierto momento, pero no puedes quedarte en ese estado negativo, la gente más exitosa, está acostumbrada a convivir con los riesgos y dificultades y siempre mantenerse positiva.
Maria Noel Lucano
Hola!! adhiero y coincido con lo que mencionas. Gracias a vos por tu aporte!!