¿Tu mentalidad te permite cambiar o te está obstaculizando el logro de tus metas?
Usualmente escuchamos hablar de los cambios, de la necesidad de realizar cambios o de modificar situaciones y hechos que no funcionan, pero escuchar hablar de esto y hasta inclusive repetir estas frases a manera de slogans, no equivale a que realmente seas una persona flexible y tengas facilidad para adaptarte a los cambios o situaciones diferentes que se presentan en el camino.
Para registrar si sos capaz de adaptarte con soltura a escenarios distintos en tu vida, es fundamental tener un registro de qué tipo de paradigma es el que esta rigiendo tu manera de pensar y actuar. Por paradigma hago referencia a modelos de pensamiento, a esquemas compuestos por valores, ideologías creencias, que condicionan la manera de pensar, tomar decisiones y actuar.
Vos, ¿tenés claro bajo qué paradigmas estás funcionando? Voy a ser más específica con la pregunta: ¿podés darte cuenta si funcionas bajo una mentalidad de crecimiento o una mentalidad fija?
Describiré brevemente los puntos más destacables de ambos tipos de mentalidades.
Mentalidad fija
Es la que sostiene que la inteligencia que uno posee esta dada de antemano, o sea, que naceríamos con ella o en todo caso, nacés sin o con poca inteligencia. Este tipo de pensamientos funciona en términos absolutos, es decir que consideran que en la vida se triunfa o se fracasa, sin “grises”. Predomina una identificación con el evento, si uno fracasa automáticamente se considera un incapaz, un fracasado, todo se mide de manera absolutista y no parcialmente. De acuerdo a la manera absolutista de pensar se tiende a tener una actitud que abandona tras los errores, por pensar que eso no se puede revertir. Se cree que hay una cantidad limitada de éxito y que no todos pueden acceder a este.
Mentalidad de crecimiento
Es la que considera que la inteligencia se puede desarrollar y no es algo fijo sino evolutivo. Se va desarrollando a partir de los errores. Tiene en cuenta posturas que avalan el “no por ahora” o el “aún no”, ya que considera que lo importante es la perseverancia, lo que no se consigue en el aquí y ahora, más adelante se logrará. A este tipo de mentalidad lo estimula el reto y no considera al fracaso como algo determinante y negativo sino como la aparición de posibilidades y nuevas oportunidades. Se premia la actitud, el esfuerzo y la constancia. Se considera que no hay límites para el progreso y la posibilidad de crecer.
Si bien en líneas generales cada persona puede tener características de ambos modelos de pensamiento, lo que sucede es que hay un predominio de un tipo de mentalidad y que a su vez hay momentos, en diferentes etapas de la vida, en que se está más en una mentalidad que en la otra.
Ahora bien, ¿qué es lo que tenemos que hacer para distinguir en qué tipo de mentalidad estamos y en cuál es la que nos conviene estar para lograr los resultados que anhelamos?
Claramente responder a la segunda pregunta es sencillo; ya te habrás dado cuenta que la mentalidad de crecimiento es la que nos permite evolucionar, avanzar, realizar cambios, ser flexible y adaptarnos con mayor facilidad. La mentalidad fija es la que nos paraliza, nos estanca en una “zona de confort” en la cual el miedo a accionar de manera diferente es el mayor aliado.
Entonces, ahora el punto importante es saber: ¿cómo registramos en qué tipo de mentalidad estamos predominando? Para esto es importante poder escucharnos, es decir, estar atentos a las conversaciones que tenemos con nosotros mismos.
¿Qué nos decimos ante los hechos que vamos realizando, ante los obstáculos que se nos presentan, ante los errores y los aciertos?
¿Somos determinantes en nuestros comentarios y calificaciones?
¿Creemos en la posibilidad de aprender de los errores?
¿O consideramos que una vez que fallamos en algo, no hay posibilidad de aprender y crecer?
Las respuestas que tengas a este tipo de preguntas son las que te orientarán para detectar qué tipo de mentalidad es la que predomina en vos y en función de este paradigma que te rige, podrás saber cuán flexible eres y a qué responde el hecho de que tengas o no, capacidad de realizar cambios y adaptarte a situaciones novedosas.
Tené siempre en cuenta que sos el artífice de tu propio destino, es decir, sos vos el que decide que rumbo querés tomar, a qué modelo adherir y qué ideologías rigen en tu vida. Una vez que detectes donde estás parado, podés decidir si continuar en esa misma dirección o torcer el rumbo y avanzar hacia el camino que mayor plenitud te genere.
María Noel
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Sobre María Noel
Soy María Noel Lucano, empresaria, coach y consultora especializada en ayudar y orientar a personas que desean realizar cambios transformacionales en sus vidas. Mi objetivo es asesorar y brindar herramientas y recursos prácticos a los individuos y equipos que eligen transitar el maravilloso camino que implica liderar sus propias vidas.
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