Pará con la exigencia y aprendé a escuchar lo que realmente deseás hacer
¿Te encontrás en más de una ocasión diciéndote frases del tipo?:
“Tendría que haber hecho mejor este informe”
“No le estoy dedicando a mi familia todo el tiempo que debería”
“Tengo que hacer ese posgrado este año, aunque mucho no me gusta porque sé que me va a servir”
Atenti si te sentiste identificado con alguna de estas frases porque en el fondo de estos verbos: “tendría que, debería hacer, tengo que”, lo que muchas veces se esconde o se camufla es una gran exigencia. Es decir, un mandato (muchas veces externo y otras tantas, ya interno) de lo que pensamos o suponemos que debemos hacer o lo que percibimos que los demás esperan de nosotros.
La exigencia tiene la “habilidad” de mostrarnos lo que no hemos hecho, lo que aún nos falta alcanzar, lo que todavía no tenemos.
En definitiva, nos pone de frente a la falta, a aquello que no hay, a aquello que no tenemos. Nos pone de frente a la sensación constante de incapacidad, de no poder. Y de esta manera se desdibuja lo logrado, lo que sí se tiene, lo que se ha alcanzado. Dejamos de percibir nuestros recursos y fortalezas porque las minimizamos, las subestimamos, les quitamos importancia.
Y a no confundir exigencia con compromiso, con responsabilidad, con profesionalismo o con excelencia.
Porque esa es otra de las maneras en las que la exigencia se nos presenta y entonces nos escuchamos diciendo: “yo soy muy profesional por eso soy exigente” o “para lograr la excelencia en lo que queremos hay que ser exigente”. Nada más tramposo que esto, ya que, si bien el esfuerzo, el trabajo, la responsabilidad y la constancia nos acercan a nuestras metas y nos permiten crecer y evolucionar, los “mandatos”, lo que se supone que se espera de nosotros o lo que nosotros muchas veces esperamos de nosotros mismos, en vez de acercarnos al profesionalismo, nos aleja, ya que nos distancia de nuestros verdaderos deseos, de nuestra propia esencia. Y dejamos de ser quienes queremos SER para ser lo nos dijeron que fuéramos.
Y emocionalmente, entre las exigencias que tenemos (las que tienen que ver con nuestra historia, nuestra educación, nuestro entorno más cercano) sumadas a las que vamos incorporando de la sociedad, de la cultura, de los medios de comunicación, aparece la frustración, el malestar constante, la sensación de culpa y vacío.
Y todo esto por no lograr lo que pensamos que tendríamos que haber logrado, ya sea, un mejor puesto en la empresa, una casa más grande y bonita, un cuerpo perfecto, no enfermarnos nunca, asistir a todos los actos escolares de nuestros hijos y cocinar como el mejor chef para toda la familia. Todo esto con una sonrisa radiante al mejor estilo propaganda de pasta dental. ¿No te parece mucho?
Es probable que estés acostumbrado a funcionar de esta manera y cuando te acostumbrás empezás a naturalizarlo, aunque estés incomodo. Es una incomodidad que te permite funcionar. Pero qué manera más desagradable de funcionar, ¿no?
Ahora bien, ¡y esta es la parte más interesante!, si ya detectaste que sos exigente, que estas más pendiente de lo que no has logrado que de lo que has podido hacer, si evaluás tus acciones en función de lo que los otros dicen o esperan de vos en vez de, en función de lo que genuinamente deseas, presta atención a lo siguiente, porque podés hacer algo para salir de este circuito de funcionamiento que ya no te sienta bien.
4 Consejos para parar con la EXIGENCIA
Ante cualquier cosa que emprendas y/o ante tu rutina de la vida diaria es importante que tengas en cuenta estos tips para “correrte” del lugar de exigencia que venís padeciendo:
Hacé un checklist de tus expectativas
Aquí me refiero a que sean tus expectativas las que tengas en cuenta y no las de otros (léase tus padres, tu pareja, tus amigas, tus hijos, la sociedad). Que sean concretas, realistas, palpables y medibles. O sea, pretender bajar 10 kilos en un mes, no solo no es sano, sino que además tiene consecuencias negativas como el efecto rebote, la dificultad para sostener ese peso en el tiempo, entre otras. En cambio, planificar un cambio en la alimentación para bajar esos 10 kilos a lo largo de por ejemplo cinco o seis meses, es una meta más factible de ser concretada y por ende menos frustrante y pretenciosa.
Apropiate de tus fortalezas
Es decir, empodérate, registrá tus habilidades y capacidades. Empezá a mirar los recursos con los que contás, ya que son ellos los que te permitirán concretar tus planes y alcanzar tus metas. Mirar solo la falta, lo que no hay, te deja en un lugar de paralización y malestar constante que no suma en absoluto. Si vas a observar lo que te falta, que sea para pensar en construir y que te sirva de disparador para avanzar y no como obstáculo para quedarte detenido.
Priorizá
O sea, no metas todo en la misma bolsa y no pretendas hacerlo todo ya y perfecto. Establece un orden de lo que necesitas y deseas primero y empezá a soltar lo que podrás hacer luego o hasta inclusive lo que podés pensar en delegar (porque sí, siempre hay alguna tarea que se puede delegar y es sano y liberador, te lo garantizo, aprender a hacerlo)
Reemplazá el verbo “tengo que” por “elijo esto”
Salir del debo hacer tal cosa, por deseo hacer tal cosa y por ende elijo hacer tal cosa. Esto te posiciona de una manera diferente ante lo que haces. Te permite colocarte en un lugar de protagonista de lo que haces y no de espectador sumiso y pasivo de tu propia vida.
Recordá que, en definitiva, de lo que se trata en esta vida, es de que puedas ser la versión de vos mismo que mejor te haga sentir y eso sólo se logra cuando sos fiel a lo que deseás. Para eso, aventúrate a ir más allá de los mandatos, de lo que se espera de vos o de lo que pensás que tendrías que hacer y amigate con lo que realmente deseas SER.
¿Qué opinás? ¿Te animás a dejarnos tus comentarios? Contanos tu experiencia en torno a la exigencia. ¡Abramos debate y hagamos crecer esta maravillosa comunidad de personas dispuestas a liderar sus propias vidas!
Un fuerte abrazo y hasta la semana próxima.
María Noel
¿Estás cansado de postergar y postergar y nunca lográs tus objetivos? ¿Te gustaría de una vez por todas superar a ese enemigo interno que no te permite disfrutar de la vida e ir tras tus sueños? Si querés que te ayude a quebrar tus barreras y por fin ponerte en marcha para lograr lo que deseas, me encantaría conversar contigo. Mira aquí cómo puedo ayudarte: acceso a una entrevista de orientación y diagnóstico (sin cargo)
¿Querés dejar de paralizarte cada vez que deseas lograr algo y por fin concretar tus metas? ¿Queres saber las claves principales para vencer tus miedos y todos tus obstáculos y así lograr todo lo que te proponés?
Para continuar trabajando en el logro de tus metas te invito a que te descargues ahora el ebook: “Como desarrollar tu proyecto de vida y cumplir tus sueños más ambiciosos”.
Descargate gratis esta guía aquí:
//www.marianoellucano.com/guia-como-desarrollar-tus-proyectos-de-vida/
Sobre María Noel

Creo que principalmente para mí ha sido muy difícil darme cuenta de lo exigente que soy conmigo y con los demás, tuve que caer en depresión para darme cuenta que seguía un exigencia inculcada por mi papá, acerca del dinero … Solo así empecé a buscar que otras exigencias no cumplidas me llevaban a una profunda tristeza. Empezaré a llevar a cabo los tips que mencionas, gracias !
A veces, como bien decis, hay que tocar fondo para hacer ese quiebre que nos permite salir de ciertos lugares para empezar a escucharnos a nosotros mismos y elegir lo que deseamos hacer.
Agradezco tus palabras. Y adelante con eso!!!