Registrá y capitalizá las emociones que te atraviesan cuando estás por generar un cambio (Segunda parte)
“Recordar que vas a morir es la mejor forma que conozco para evitar caer en la trampa de pensar que tienes algo que perder.” Steve Jobs
Vivimos con temor a perder. Perder tiempo, dinero, amor, relaciones, trabajo, contactos. Gran parte de nuestras acciones son pensando en no perder o tratando de evitar perder algo. Y olvidamos que al perder algo, otra cosa se gana y que la pérdida en sí misma, implica una ganancia, aunque sea de otra índole. Depende de nosotros “reciclar” eso que se ha perdido y capitalizar lo que queda, lo que se gana, lo que se obtiene, lo que se genera ante la nueva realidad que surge tras una pérdida.
Justamente considero que se trata de la mentalidad que tengamos, las creencias a las que adherimos, las cosas que pensamos y en consecuencia lo que decimos hacer en pos de aquello que pensamos. De acuerdo a cómo pensamos actuamos, por ende, nuestras acciones están condicionadas por nuestras creencias. Si modificamos algo de lo que creemos, podremos modificar lo que decidimos hacer.
Esta es la segunda parte de un artículo que empecé a escribir la semana pasada (releelo para ponerte en contexto) acerca de las emociones que nos atraviesan cuando estamos por iniciar un cambio. Ya registramos el enojo, la culpa, la ambición. ¿Qué te ha parecido?
Hoy nos enfocaremos en el miedo, la indecisión, la envidia, el perfeccionismo.
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El miedo:
el miedo se sustenta en las cosas que creemos, creencias acerca de que algo malo va a suceder o que corremos algún peligro. Estas creencias se fundan en experiencias que hemos vivido o heredado por nuestro entorno. Negar el miedo no solo no sirve, sino que sería una actitud más bien infantil. De lo que se trata no es de no tener miedo sino en todo caso de delimitar la intensidad del mismo y poder atravesarlo, poder asumir riesgos más allá del miedo.
Con precaución, en estado alerta, con cuidado y mas allá inclusive, de todo esto. No es valiente aquel que no siente miedo (yo más bien diría que es un negador) sino quien a pesar del miedo avanza y no permite que el miedo lo paralice ni tome las riendas de sus decisiones. Se trata de animarse a trascender los miedos, de poder atravesarlos para convertirte en la persona que deseas ser, para conseguir lo que deseas conseguir. De lograr ser esa versión de vos mismo que pueda alcanzar lo que anhela y está dispuesto a disfrutarlo.
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La indecisión:
implica la duda crónica, constante, mantenerse en una actitud pasiva, postergadora. Termina siendo una postura cómoda (aunque no por eso feliz), la actitud de quien no asume riesgos, quien no toma decisiones o mejor dicho toma la decisión de no decidir. Por miedo, por culpa, por perfeccionismo, o asociada a cualquier otra emoción, la indecisión es la procrastinadora por excelencia, la que siempre coloca excusas para no accionar, para no avanzar. Es en definitiva la emoción que genera que se dejen pasar las oportunidades en pos de algo que nunca llega (el mejor momento, el mejor socio, la mejor opción). Porque es en la toma de decisiones que se acelera la acción, se aceleran los resultados y por ende se puede aprender, modificar, rehacer, reciclar. La claridad sólo aparece con la acción, con la ejecución, con la toma de decisión, tomando las riendas de la propia vida y no dejando que sea otro el que maneje nuestro vehículo.
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La envidia:
Mas allá de la mala prensa que tiene, te propongo ampliar tu mirada sobre esta emoción y empezar a capitalizarla y sacarle provecho. Y no me refiero a que partir de ahora justifiques la envidia que sentís hacia determinadas personas y te quedes inactivo y regodeándote en esta emoción. Por el contrario, te invito a que observes que te pasa cuando envidias a alguien. Que sentís atrás de esa envidia. Esta emoción es la que nos permite registrar lo que deseamos y por algún determinado motivo no estamos alcanzando. Es la que puede señalarte qué es lo que realmente estas queriendo lograr y no has podido o sabido cómo hacerlo. Permitite analizar qué deseo hay detrás de aquello que envidiás, eso que está oculto o que no está tan en evidencia. Rastrealo, observalo, analizalo, hacete cargo, apropiate de aquello que sentís. Que la envidia sea un disparador, un motor para conectarte con tus deseos y decidas accionar en consecuencia.
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El perfeccionismo:
hace poco leí la siguiente frase: “una idea mediocre ejecutada es infinitamente mejor que una idea perfecta pero que existe solo en tu cabeza” y no puedo estar más de acuerdo con esto. Soy partidaria (si me seguís hace rato ya lo sabrás) de accionar, intentar, arriesgarse, moverse e ir probando, analizando, reciclando, transformando, probando. El momento o la oportunidad perfecta no va a llegar nunca simplemente porque no existe la perfección. Entonces, esperar que eso ocurra es ir detrás de una utopía y no hay nada más frustrante, en definitiva, que ir atrás de una utopía, de algo que nunca va a suceder. Buscar el perfeccionismo conlleva una de las caras de la postergación y del autoboicot. El perfeccionismo te aleja de la capacidad de disfrute, de cualquier actitud creativa y proactiva. Es una emoción que genera un obstáculo poderoso en la medida que le demos lugar y no nos permitamos aceptar lo imperfecto, lo que tiene fallas pero que puede funcionar igual.
Habiendo hecho un recorrido por las diferentes emociones que están en juego cuando decidís emprender algo, hacer un cambio, generar una transformación, llegó el momento de poner manos a la obra y delinear tu plan de acción. Para lo que sea que desees llevar a cabo, es importante que una vez registradas las emociones que te atraviesan y capitalizándolas, sacándoles el jugo a tu favor, te comprometas con vos mismo, con tu propio proyecto y focalices en los objetivos que querés cumplir, en los tiempos en los que deseas cumplirlos y en las acciones que estas dispuesto a concretar y que te acercaran al logro de tus metas.
Es momento entonces de priorizarte y trabajar en vos con todo lo que sentís (miedo, culpa, envidia, enojo, etc.) e inclusive mas allá de eso. ¿Estás listo para empezar?
Contame qué tal te ha resultado este artículo. Y compartí tu experiencia acerca de las emociones con las que has tenido que lidiar en pos de tus metas.
¡Hasta el próximo jueves!
Un fuerte abrazo,
María Noel
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Sobre María Noel
Soy María Noel Lucano, empresaria, coach y consultora especializada en ayudar y orientar a personas que desean realizar cambios transformacionales en sus vidas. Mi objetivo es asesorar y brindar herramientas y recursos prácticos a los individuos y equipos que eligen transitar el maravilloso camino que implica liderar sus propias vidas.
Mariana
Gracias!!! Me es de mucha ayuda leer estos artículos. Ya estoy “manos a la obra”. Muy Bueno! Espero el próximo
Maria Noel Lucano
Gracias a vos por leerlos! Y me alegra sinceramente que te sean utiles. Cariños!
Noel