Superando el miedo al fracaso
Estamos inmersos en una sociedad en la cual, de todos los temores que suele haber, el miedo al fracaso es, a mi criterio, el que más abunda. Sentimos que valemos en función de lo que conseguimos y de lo que tenemos, como si el mero hecho de existir no fuera motivo suficiente para merecer algo y para saber que valemos.
En tiempos en que todo pareciera que se mide por los objetivos o metas trazados socialmente (tener un título universitario, comprar un propiedad, casarse, tener hijos, por mencionar los más comunes) aventurarse a diseñar el propio camino desde el deseo genuino y la voluntad de concretar los propios proyectos, mas allá de que se alejen de lo “esperable “culturalmente, pareciera que es toda una osadía.
Claramente, se trata de ser valiente el hecho de decidir ser fiel a uno mismo, sin estar esperando constantemente la aprobación de los demás. No recibir aprobación implica a su vez, saber que en muchas ocasiones transitaremos el camino elegido en soledad, sin compañía ni apoyo ni aliento ni contención sino por el contrario, con críticas, cuestionamientos y planteos de todo tipo.
Y no estoy haciendo referencia solamente a los que no son parte del círculo más cercano sino a los que se suponen que nos quieren, que son nuestros amigos, nuestra familia, nuestros compañeros de ruta. Por supuesto que no estoy cuestionando aquí ese cariño, sino que menciono que es importante saber que no siempre estarán a nuestro lado quienes damos por sentado que van a estar. Me parece fundamental tener esto en claro desde un principio y que no sea el motivo por el cual decidimos abandonar nuestros deseos, metas y planes, aunque sepamos que no es fácil ni va a serlo.
Fracasar tiene mala prensa y está mal visto que nos equivoquemos, nos arrepintamos, decidamos concluir algo, por ejemplo una relación (cuando se supone que los vínculos son eternos y no deberían terminar), tener errores, caernos, hacer algo y darnos cuenta luego que está mal hecho.
Pero el error para mi esta en no valorizar todo lo que puede aprenderse de las equivocaciones, de las cosas mal hechas, de los desaciertos. Está a su vez, en el hecho de no permitirse comprender que las cosas, los vínculos, tienen ciclos y que a veces esos ciclos tiene un fin, momento en el cual es más sano hacer un cierre para que algo nuevo y diferente pueda ingresar a nuestras vidas.
Aprender a capitalizar los fracasos como recursos y herramientas para un aprendizaje sólido y duradero en el tiempo es la consecuencia más valiosa que podemos obtener de los errores y equivocaciones que cometemos. Y eso se logra amigándonos con los desaciertos y todo aquello que hemos hecho mal.
Solo por haber podido fracasar y aprovechar lo que de esas experiencias extraeremos, podremos seguir aprendiendo, creciendo y evolucionando.
María Noel
Nestor Riba
El miedo al fracaso es natural pero cuando vas de la mano por personas que quieren tu exito, es mucho mas facil de eliminar, revisa este enlace: //cambiandoalmundo.com
Maria
Estoy completamente de acuerdo con vos Nestor, en cuanto a la importancia que tienen las personas que te acompañan en el camino. Es fundamental rodearse de gente positiva, sana y que nos ayude a construir.
Gracias por tu comentario! Y estare revisando el enlace que me envias. Bienvenidos todos los aportes!!
Saludos!