Estamos habituados a escuchar hablar mucho acerca de la confianza, ya sea desde el lado positivo cuando alguien hace referencia a la confianza que le tiene a una persona (jactándose inclusive por esta sensación) así como desde un lado negativo, cuando una persona hace mención a la falta de confianza, el quiebre de confianza o la traición a la confianza depositada en alguien.
¿Pero te detuviste alguna vez a pensar en profundidad acerca de este sentimiento o valor y sus orígenes?
¿Sos de los que creen que la confianza es algo que se da de manera innata, al mejor estilo “amor a primera a vista” o consideras que, por el contrario, la confianza es algo que se va construyendo, que implica un proceso, un trabajo y requiere, por lo tanto, de cierto tiempo?
Sostengo que la confianza se desarrolla, fortalece y crece cuando puede basarse en dos aspectos centrales que permiten su construcción: el carácter y la aptitud.
Así como el amor a primera vista toma consistencia a posteriori , con el “diario del lunes”, cuando ya ha pasado un tiempo y se construyo una relación que logro solidificarse y sostenerse con los años (es decir que el tan alabado amor a primera vista es solo una ilusión y lo que a primera vista ocurre es el enamoramiento, sentimiento pasajero ya que el amor se construye y requiere de compromiso y responsabilidad con una gran cuota de auto conocimiento y conocimiento del otro), la confianza de la misma manera implica un recorrido, un compromiso y una elección consciente y genuina que nos lleva a creer en el otro.
En cuanto a los aspectos que permiten que la confianza se desarrolle, en el carácter, uno de ellos, se ponen en juego dos variables: la integridad y la intención. Por integridad me refiero a la consistencia y congruencia, esto es que no exista diferencia entre lo que uno es y lo que dice ser. La alineación entre lo que se dice, se piensa y hace o dicho de otra manera, entre lo público y lo privado o lo secreto. Esta característica genera transparencia y contribuye a desarrollar la confianza.
A su vez la intención se observa en la transparencia que uno mantiene con los otros siendo claro, específico y coherente en sus vínculos y manera de relacionarse. La claridad en el accionar y en la comunicación, sin que haya dobles y confusos discursos ni acciones, genera confianza.
La aptitud, por su parte se conforma teniendo en cuenta los talentos, habilidades y la capacidad y estilo de comunicación con los otros.
En la combinación de la integridad, la coherencia y la aptitud se puede desarrollar y asentar la confianza, con la posibilidad de crecer y sostenerse en el tiempo.
Es responsabilidad de quienes estén involucrados en un determinado vínculo, trabajar para generar, construir y sostener la confianza en el otro (este otro puede ser a veces una institución, un equipo de personas, etc.) siendo asertivos en su manera de relacionarse y comprometiéndose en el desarrollo y crecimiento de este valor.
¿Qué te ha parecido este artículo? Ahora te toca a vos dejarnos tu opinión sobre la confianza y si te animas, alguna experiencia en cuanto a la misma, que desees compartir con nosotros.
¡Gracias por leerme todas las semanas!
María Noel
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