Estrategias para enfrentar eficazmente la adversidad
Constantemente se nos presentan situaciones adversas o conflictivas que tenemos que enfrentar y resolver, o al menos intentarlo. Es parte de la vida, atravesar momentos complicados en cualquiera de los ámbitos en que nos desenvolvemos ya sea el familiar, afectivo, laboral, en las relaciones de amistad o de pareja.
Hasta aquí, no estoy diciendo ninguna novedad. Pero el punto interesante (y por el cual decidí escribir estas líneas) está en poder detectar con anticipación, cuales son las herramientas que te permitirán posicionarte de una manera novedosa y en todo caso óptima, ante los conflictos que se te presentan y de qué forma sobreponerte a situaciones adversas sin sentir que un huracán te paso por encima.
Ninguna persona que es o ha sido líder en algún escenario de su vida, ha logrado ese rol sin haber pasado antes por situaciones problemáticas. Es el pasaje por este tipo de vivencias el que te facilita el aprendizaje y la internalización de recursos saludables para continuar el camino y no ahogarte en un vaso de agua.
Más allá de las emociones diversas que podés atravesar en momentos de conflicto: enojo, angustia, desesperación, frustración, ansiedad, miedo, tristeza (y la lista puede continuar) lo importante es contar con la capacidad y el entrenamiento para poder capitalizar este tipo de vivencias y salir transformado y fortalecido.
¿De qué se trata entonces esto de capitalizar la adversidad y estar estratégicamente preparado para enfrentarla? Voy a mencionar tres puntos que a mi criterio son importantes y personalmente me sirven para pararme ante un determinado problema:
En primer lugar, considero fundamental poder tener una mirada en perspectiva de lo que estás viviendo.
Rescato esta frase que alguien me dijo alguna vez: “no te detengas en el árbol y mira todo el bosque en su extensión”. Esto implica poner sobre la mesa todos los elementos que están incluidos en los que te está pasando y analizar las posibles opciones de solución. O sea, no quedarte solo con el plan A sino también barajar un plan B y un plan C. Y por supuesto, armate de paciencia y tolerancia porque hay cosas que no se logran ver en medio del enojo o de la tristeza (o sea en el ojo de la tormenta) por eso es necesario tomar distancia y mirar las cosas desde otra óptica que te permita incluir todas las variables que están en juego en esta situación particular.
Hacé un stop y contextualizá
Tal vez sea lo más difícil esto de respirar hondo para poder continuar, pero te aseguro que no solo es necesario, sino que además es sumamente positivo. Alineado con el punto anterior, esto significaría poder parar (que sería lo contario a accionar y explotar), centrarte en lo que te está sucediendo y al mismo tiempo observar todo el contexto, mirándolo desde ópticas diferentes. Hacer el intento de empatizar, comprender o contextualizar lo que esta sucediendo en general, que implica intentar ponerse en los zapatos del otro y mirar lo que pasa desde un lugar diferente al tuyo. Esto te va a aportar otras herramientas, otro saber, otro conocimiento sobre el conflicto, que probablemente hasta ese momento no habías podido detectar. Aquí es importante controlar nuevamente la ansiedad y trabajar sobre la templanza, la capacidad de espera sin desesperarte.
Estar abierto a recibir feedback
Poder estar dispuesto y flexible a escuchar y recibir la devolución que los otros tienen para darte, en una determinada situación, te permitirá incorporar otras miradas. Y lo rico de esto es que te suma y nutre siempre y cuando no lo tomes como una ofensa o un ataque. En una reunión de trabajo o luego de una discusión con tu pareja es positivo estar abierto a escuchar la postura y opinión del otro, saber que sintió, que piensa, que le paso y en que puede enriquecerte su aporte. Permitite bajarte del podio y observar algo diferente que probablemente no habías tenido en cuenta hasta ese momento.
En resumen, si bien no digo que sea fácil, pienso que es un “trabajo” que amerita que hagamos. Me refiero a esto de salir de la posición omnipotente que dice “todo lo sé y lo puedo” así como de la postura de víctima que dice “todo lo malo me pasa a mi” para contar con recursos más efectivos en el momento de pasar por una situación que te genera un conflicto, estrés o malestar.
Ahora contanos vos: ¿qué te ha parecido este artículo? ¿Qué herramientas utilizás cuando tenés que enfrentarte ante una situación problemática? Dejá tus opiniones y comentarios y sigamos enriqueciendo esta comunidad, con la mirada de todos y cada uno de ustedes.
Un fuerte abrazo,
María Noel
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