Usualmente, inmersos en el capitalismo, estamos acostumbrados a asociar el término éxito a logros económicos, logros profesionales y a la obtención de bienes materiales como los parámetros por excelencia que nos indicarían que hemos llegado a ser seres exitosos. Pero en el camino que transitamos en búsqueda de estos sueños olvidamos y/o descuidamos la amplitud que posee el termino éxito verdadero que excede lo material e implica el despliegue de nuestras potencialidades así como la comprensión y el encuentro con nuestra propia naturaleza. Vivir como realmente somos, haciéndonos responsables de las elecciones que realizamos en todos los órdenes de la vida y reconociéndonos como seres libres para poder elegir, son los principios del encuentro con el éxito. Aceptar lo que nos sucede colocando nuestra energía en decidir que hacemos con aquello que nos sucede, pudiendo desapegarnos de los temores e inseguridades que nos paralizan y considerando que si en términos de energía todo se trasforma, todo se recicla y todo vuelve, de alguna manera, el concepto de dar entonces estaría involucrando el concepto de recibir. Si generamos, si compartimos, si brindamos amor, actitudes positivas, alegría, bienestar, estaremos creando abundancia para todos.
Dharma es el propósito con el que hemos llegado a este mundo y según esta ley nos hemos manifestado en forma física para cumplir un objetivo. Siguiendo entonces esta línea de pensamiento, encontrar cual es el propósito que posee cada uno en este mundo, el propósito de su vida y elegir libremente que hacer con eso es lo que nos acerca verdaderamente al éxito y lo que enriquece nuestra existencia.
Maria Noel Lucano
Deja una respuesta