Detectá ahora cuáles son los principales motivos que te están impidiendo avanzar
¿Te sentís estancado, frenado, paralizado? ¿Te desborda el miedo, la vergüenza, la sensación de no poder?
Tal vez pensás que te van a mirar mal si decidís abrir esa confitería con la que soñaste toda tu vida, o que no tenés la capacidad para vender la ropa que te encanta y que sabes diseñar. O que sólo unos pocos privilegiados pueden llegar a tener éxito en lo que emprendan porque el hecho de que te vaya bien fundamentalmente es cuestión de suerte.
Pueden ser varios los factores que están impidiendo que acciones, que avances o haciendo que tires la toalla inclusive, antes de arrancar. Y de pronto, mirás un día hacia atrás toda tu vida pasada, hasta la actualidad, y te encontrás parado en un lugar donde claramente no soñaste estar. ¡Qué fea y triste sensación!, ¿no es así?
Sabotear tu proyecto, tus metas, tus objetivos es más común de lo que pensás, lamentablemente, pero también quiero aclararte que es evitable o modificable.
Por eso voy a mencionarte lo que seguramente te está pasando (pero tal vez hasta ahora no has sido del todo consciente que te sucedía) y que no te permite ir un paso hacia adelante:
#1 Tenés miedo a que te vaya bien:
En líneas generales todos decimos en algún momento de nuestras vidas que deseamos ser exitosos, que queremos lograr el éxito en algo que estemos realizando o en el inicio de algo novedoso, pero no siempre dimensionamos lo que esto significa y como convivir con el hecho de ser una persona exitosa.
Son varias y diversas las emociones con las que nos enfrentamos cuando nos va bien en algo, cuando nos felicitan o nos reconocen por nuestra labor, por nuestras decisiones, por nuestras actitudes. La alegría, el orgullo, la satisfacción, la plenitud nos atraviesan en esos momentos en que sentimos que podemos “tocar el cielo con las manos”, pero también pueden aparecer otras sensaciones como la culpa, el temor, la incertidumbre, que nos paralizan y no nos permiten disfrutar los logros obtenidos.
Culturalmente estamos más “acostumbrados” a funcionar mediante la queja constante y el malestar, que a través del disfrute y la satisfacción plena, por sentir que estamos en el camino que deseamos y elegimos estar. ¿Te suena conocido?
#2 Buscás que todo sea perfecto:
Inmersos como estamos, en una sociedad en la cual pareciera que la perfección es posible y estamos “fallados” si no logramos alcanzarla, este paradigma que tenemos acerca de cómo debería ser nuestra vida, se encuentra muy lejos de aquello con lo que nos encontramos día a día, en todos los ámbitos en los que nos desarrollamos (laboral, afectivo, familiar, estético, social, académico, económico, etc.).
El mandato social y cultural suele tener tanto peso, que en lugar de reflexionar sobre la coherencia entre lo esperable y lo que realmente podemos hacer, este análisis se nos pasa por alto y lo primero que surge en nuestra cabeza es la culpa y el malestar.
Consideramos que somos poco inteligentes, eficaces, hábiles, buenos o capaces como para poder hacer todo lo que nos planteamos y además, hacerlo bien.
La culpa nos estanca, nos martiriza, nos tortura, no nos permite pensar con claridad y perdemos la objetividad necesaria para poder distinguir hasta donde podemos y hasta donde no. Nos impide aceptar nuestras limitaciones sin que eso implique sentirnos “menos ” y dejar de querernos.
#3 Sentís temor a la posibilidad de fracasar:
Sentimos que valemos en función de lo que conseguimos y de lo que tenemos, como si el mero hecho de existir no fuera motivo suficiente para merecer algo y para saber que valemos.
Fracasar tiene mala prensa y está mal visto que nos equivoquemos, nos arrepintamos, decidamos concluir algo, por ejemplo, una sociedad (cuando se supone que el emprendimiento debería ser un éxito y tendría que haber funcionado), tener errores, caernos, hacer algo y darnos cuenta luego que está mal hecho.
En tiempos en que todo pareciera que se mide por los objetivos o metas trazados socialmente (tener un título universitario, comprar una propiedad, casarse, tener hijos, por mencionar los más comunes) aventurarse a diseñar el propio camino desde el deseo genuino y la voluntad de concretar los propios proyectos, más allá de que se alejen de lo “esperable “culturalmente, pareciera que es toda una osadía. ¿Te suena?
María Noel
¿Estás listo para encontrarte con tu propio deseo e ir en pos de tus metas, más allá de todo y a pesar de todo?
Te invito a que conversemos sobre esto:
//www.marianoellucano.com/hablemos/
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