¿Cuáles son las tres variables fundamentales a tener en cuenta en el momento de tomar decisiones?
Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo tomando decisiones ya sea a nivel afectivo, personal, laboral o económico. Consciente o inconscientemente las estamos tomando inclusive cuando decidimos no decidir y postergamos esa acción para más adelante, porque lo consideramos más oportuno.
Lo importante es en todo caso ser conscientes de nuestro poder de elegir y de prestarle atención a todas aquellas variables que están juego en el momento de seleccionar lo que llevaremos a cabo.
¿Cuáles son entonces los factores que hay que registrar cuando estamos por tomar alguna decisión?
Si bien son diversas las variables que están en juego, denominaré las tres, que a mi criterio, son fundamentales para tener a en cuenta:
1 – Pensar en términos de metas u objetivos generales.
Considerar que a veces algunas decisiones que se toman a corto plazo son realizadas en función de algo más grande es decir, algún objetivo o proyecto a mediano o largo plazo, por ej: no realizar un viaje de vacaciones en función de ahorrar dinero para la compra de un auto.
Es importante poder pensar en términos de metas u objetivos generales para establecer entonces cuáles serán los medios u objetivos específicos que nos acercarán a ese proyecto.
Cuando tenés en claro la razón principal que te moviliza, es decir, que te motiva, la idea es mantenerte coherente con eso y pensar en función de lo que querés lograr, para no distraerte en el camino y accionar en consecuencia.
2 – Ser fiel a tus principios y valores.
Ser genuino a lo que sos, lo que deseás, lo que te moviliza. Poder evaluar si lo que decidís es acorde a tus creencias, tus principios, es decir, si no te genera sensaciones de contradicción, malestar o incomodidad. Ser genuino a uno mismo debería ser la base de todo accionar y de toda medida tomada.
El “deber ser” y/o el temor a lo diferente, a la no aceptación por parte del otro, funcionan generalmente como obstáculos o boicots que dificultan un camino de encuentro con uno mismo y con la propia esencia.
3 – Pensar en términos de progreso o estancamiento.
O sea, definir si la decisión que estamos por tomar nos paraliza o nos permite avanzar, si nos suma o nos resta, si marca una diferencia cualitativa y de crecimiento significativo, o por el contrario nos sumerge en un estado de quietud o involución.
Si bien soy partidaria de hay que saber distinguir cuando estamos en un buen momento para accionar y cuando es necesario parar un poco para reflexionar (hablo de esto en otro artículo que te recomiendo que leas), considero que no hay que perder de vista el hecho de que claramente hay decisiones que nos permiten crecer y otras que nos tiran para atrás.
Tenemos el derecho de elegir lo que deseamos hacer pero al mismo tiempo, tenemos la responsabilidad de hacernos cargo de nuestras elecciones y de sus consecuencias (y hablando de responsabilidad también te recomiendo que te des una vuelta por este artículo del blog).
Bien, ahora es tu turno dejarnos tus comentarios y opiniones. ¿Qué tenés en cuenta a la hora de tomar decisiones? ¿A qué le das mayor relevancia? ¿Qué te resulta más dificultoso, antes de decidir algo?
Espero te hay sido de utilidad el artículo de esta semana. Y gracias por leerme todas las semanas
Nos encontramos nuevamente el próximo jueves!
Un fuerte abrazo
María Noel
Isa Martínez
Excelente artículo. No se trata solo de “desear por desear” sino definir qué deseo y en base a ellos comenzar a formular un plan de acción que me acerque a ello. Porque un sueño pasa a ser una meta una vez comienzan a tomarse -y ejecutarse- las decisiones que te acerquen a ello. Saludos.
Isa Martinez
Isa, agradezco tus comentarios y aportes! Coincido con vos en esto de que no se trata de “desear por desear” y que un sueño pasa a ser una meta cuando empezamos a comprometernos con nuestras acciones.
Saludos !